Una de mis películas favoritas de pequeño se llama Face Off, protagonizada por John Travolta y Nicolas Cage. En resumen, ambos actores se someten a una cirugía de rostro en la cual intercambian caras con la finalidad que uno de ellos averigüe los detalles de un plan siniestro donde una bomba sería detonada en Los Ángeles y al averiguar su localización el FBI pudiera intervenir. Los planes se entorpecieron post cirugía, y Nicolas Cage (el villano de la película) despierta con el cuerpo del bueno de la película (John Travolta) y adopta su nuevo rol dentro del FBI; nuevo rostro, misma maldad. De ésta manera el mal ha adoptado una nueva cara en 2021, le ha secuestrado el rostro a la moralidad objetiva y se presenta como algo bueno, pero en esencia, sigue siendo algo malo. El mal, a través de los tiempos, ha ido perfeccionando su presentación como la solución a los problemas sociales que enfrentamos. En el Eden se disfrazó de consejero y en la actualidad no toma forma material, pero si inmaterial: El relativismo moral. ¿Qué es el relativismo moral? Según la mayoría de las veces se asocia con una tesis empírica de que existen desacuerdos morales profundos y generalizados y una tesis metaética de que la verdad o justificación de los juicios morales no es absoluta, sino relativa al estándar moral de alguna persona o grupo de personas (Stanford Encyclopedia of Philosophy). Nótese que el relativismo niega un punto referente objetivo (i.e., Dios) y establece que la moralidad puede ser definida por el individuo sin necesidad de apelar a algo más allá de él mismo. La persona racional goza de capacidad para establecer que es lo bueno y que es lo malo. El problema que existe con éste dilema es que el relativista se ve obligado a definir lo malo o lo bueno, entonces al brindar tal explicación establece el mal como algo objetivo y se suicida intelectualmente. El error del relativista es brindar una descripción del mal (violar, matar o secuestrar) ya que esto lo obligaría a justificar el motivo por el cual lo antes mencionado sería malo. Actualmente vemos un fracaso cultural donde éste tipo de ideas están siendo abrazadas sin querer también incluir sus consecuencias. Deseamos y hasta exigimos que nuestras amistades, familiares y parejas manejen un estándar moral objetivo y no relativo. ¿Por qué condenar la defensa de la vida que está formándose dentro del vientre como algo inmoral y llamarle derecho a matarlo en nombre de la moralidad? ¿Ven la contradicción? Muchas veces exigimos lo que no estamos dando. La moral objetiva es deseable y necesaria debido a que apelamos a ella cuando nos hacen algún daño; si no, sería injustificable quejarnos. Vemos movimientos políticos, sociales, educativos y eclesiásticos formar parte de esto. Admiramos tanto al ser humano que ignoramos que es errante por naturaleza, significa que puede equivocarse sin importar en el pedestal donde le tengamos ubicado. Es necesario utilizar lentes que no discriminen la persona u organización que está siendo puesta bajo escrutinio. Hemos permitido por mucho tiempo aceptar lo que es malo en esencia, pero a causa que un movimiento lo abrazó entonces nos entra la duda de si es o no es. De ésta manera condicionamos nuestros estándares y nos traicionamos a nosotros mismos, ya que la bondad de aquello que se quiere negar o abrazar depende de si segundos o terceros lo aceptan o no. Ejemplos como los de Demi Lovato, donde ella acepta ser no-binaria (ni mujer, ni hombre) fue celebrado por personas que no conocen de biología básica pero el endiosamiento de dicha actriz la ubica por encima del razonamiento. ¿Cuál es la solución? Entiéndase que estamos lidiando con un estratega experto en el campo de batalla. La guerra pasó de lucharse con armas bélicas en campos abiertos a ser disputada mediante ideas en la cabezas. Ideas que están siendo materializadas y atentan en contra de la libre expresión y de la vida misma. Si existieran funerales intelectuales o morales tuviesemos que gozar de omnipresencia para asistir a todos. No se necesita ver sangre ni crueldad para saber que algo es malvado o nocivo. Sucede que estamos ante la generación mas preparada académicamente pero la más raquítica espiritualmente.
No permitamos que los demás lean, estudien ni piensen por nosotros. Estamos en la era de la información donde, a éstas alturas, el ser ignorante es un tema de decisión personal. En inglés esto se llama willful ignorance. No todo es placer en la vida, el crecer intelectualmente lleva implícito sacrificio e incomodidad. No podemos permitir que el mal avance en ésta guerra ideológica; necesitamos sacar el frente de la verdad. Ésta guerra no se está peleando con fusiles, se disputa con el intelecto y con el alma. Una guerra teológica de la cual a penas comienza y ha arrasado sin discriminación. La cara del mal en el presente es deconstruir la tradición, la verdad, lo bueno, lo malo, lo que es y lo que no es.
Ya no se trata de usted, querido lector, se trata de su generación; se trata de sus hijos. Somos una necesidad allá afuera, hay muchos que desean encontrar ese Bien total. Existen almas confundidas allá afuera que gritan libertad por dentro. Hay muchos que añoran encontrar la verdad… porque cuando la encuentren, saben que serán al final libres.
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