Muchas veces hemos escuchado, sin un fundamento lógico, la gente que dice:’’Hay tres cosas de las cuales nunca se debería de hablar: Religión, fútbol y política. Aparentemente debemos de evitar la discusión de cualquiera de estos tres ya que divide el ambiente o lo vuelve pesado; podemos modificar la premisa condicionando la calentura de la discusión de éstos temas basados en la madurez de los debatientes. Apartando el deporte, lo cual es muy subjetivo, visitemos la historia de donde pudiera nacer ésta idea.
En el año 1920 nació un movimiento en Estados Unidos llamado los Fundamentalistas. Éste movimiento separó a los creyentes de la sociedad aclamando la ‘doctrina de la separación’ donde alegaban que el cristiano no debería de ser parte de una sociedad en general si no optar por la creacion de su propia asociación: ‘la sagrada’. Quitó la lógica de la ecuación y argumentos persuasivos, con el cual se puede debatir al incrédulo hacia la fe, argumentando que estos métodos o herramientas eran de alguna forma paganas. Este movimiento, no solamente legalista y anti-intelectual, terminó por alejar a las personas de creer en la iglesia debido que ese alejamiento social provocaba una supremacia del cristiano sobre el incrédulo. De hecho, algunas personas en iglesias hoy día ven a los inconversos como poca cosa por el aire de superioridad que supuestamente el cristianismo otorga. Nada más lejos de la verdad. Dios dice que debemos ser todo lo contrario- ser sal y luz (Mt.5) y también siervos (Fil.2:5-8). Los fundamentalistas instaban que los cristianos no pertenecían en televisión, política ni cualquier otro lugar que no fuera la iglesia o su propósito, como ser brigadas o viajes misioneros; dispuso exaltar a todo hombre que se dedicaba al pastorado o sacerdocio. ¿Cómo nos ha servido esto para bien? Vemos como personas ubicadas en posiciones de alta influencia desarrollan planes dantescos para naciones y leemos en redes sociales ’’solo oren’’. Cristianos escudándose detrás de la oración como un pretexto y no como solución. Confundimos a los cristianos que alzan su voz por injusticias gubernamentales diciéndoles ‘piedras de tropiezo’ para los demás sin poder -valga la redundancia- fundamentalizar esa crítica como algo bíblico. Se les olvida que el Mesías les dijo serpientes a los Fariseos (un grupo político social y religioso de pensamiento judía en la Tierra de Israel durante el período del Segundo Templo). No, no creo que Dios condone que les digamos serpientes a nuestros líderes gubernamentales y tampoco ese era el mensaje; la posición de autoridad no pone al mandatario por encima del reproche. Me parece increíble que nos hacemos preguntas acerca del motivo de tanto debacle social cuando hace muchos años se constituyó la iglesia como algo exclusivo y no como el hospital espiritual que ha sido por cientos de años. Cuanto más los líderes eclesiasticos quieran argumentar que no se debe de expresar una opinión respetuosa, crítica y constructiva acerca de política, tendremos más cristianos hedonistas que únicamente seran efectivos dentro de cuatro paredes, tomando la fe como algo pasivo y no activo. El cristianismo es acción. El cristiano pertenece donde lo necesitan: ¡En todas partes! No solamente en África, Iran y China; nos necesitan en nuestros países. Hay una demanda local fuera de serie, no necesitamos un Mapa-Mundi para saber esto. Cuando el Padre en Marcos 12:30 dice que lo amemos con toda nuestra mente no se refería a cerrar los ojos y meditar en Él, ¡se refiere al intelecto! A la capacidad que podemos desarrollar y así llevarle gloria aún tocando temas fuertes. Muchos alegan que la separación de iglesia y estado fue por algo, presuponiendo que la iglesia y creyentes deben de callar ante problemas gubernamentales o no ser de influencia para decisiones de las autoridades. Claro que ésta separación fue por algo, y algo muy importante: Para proteger a la iglesia. De ésta manera la iglesia podía profesar la fe que quisiera sin que la ley la limitase a una sola en particular o que la prohibiera. Por ejemplo, lo que sucede en países como Pakistan, Iran y Arabia Saudita que tienen la Ley Sharia, la cual decreta que la religión principal es el Islam, cualquier otra practica o fe religiosa fuera del Islam es penalizada con muerte.
Hablar acerca de política no representa un tropiezo para el evangelio. Lo que representa un tropiezo al evangelio son cristianos incapaces de dar defensa por su fe (1 Pedro 3:15). Necesitamos mas cristianos involucrados en temas de relevancia social donde se ve la vida del inocente amenazada. El aborto no es un tema social o de carácter femenino, ¡es teológico! En Genesis 1:26 dice Dios que fuimos creados a imagen y semejanza de El. Esto implica que el humano conlleva un valor trascendental e inherente desde el momento de la fecundación, con la aparición del cigoto. El cigoto contiene un ADN completo y una identidad genética propia, ya que en su código genético -el genoma o conjunto de genes que llevan sus cromosomas, y que le es propio- está contenida toda la información que necesita para que ese nuevo ser humano se desarrolle de forma completa, hasta que adquiere su condición de recién nacido y de ser adulto. Ésta hermosura de creación está siendo desafiado cuando cerramos la boca ante movimientos pro-abortistas. ‘’Hombre y mujer los creó’’ (Genesis 1:27) algo que va totalmente en contra de la ideología de género. ‘’Abre tu boca por los mudos, por los derechos de todos los desdichados. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado’’. (PR 31:8-9)
Hagamos iglesia dentro y fuera de las cuatro paredes.
Luis Felipe Faraj
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